Algo sorprendente es
Hace aproximadamente un año, mientras sus ojos recorrían la pantalla en busca de una pista que le ayudara a descifrar un ransomware, se detuvo en seco. Unas letras verdes sobresalían en el código. Se referían específicamente a él. Por su nombre.
"Me chocó, pero también me sentí orgulloso", dice Fabian. "Casi como, un poco engreído, no te voy a mentir. Sí, me gustó. Estaba claro que los programadores se habían enojado".
"Se tomaron el tiempo y el esfuerzo de escribir un mensaje sabiendo que probablemente lo vería. Claramente, estaban molestos. Es una buena motivación saber que mi trabajo irrita a algunas de las peores bandas de cibercriminales".
Fabian me muestra otros mensajes. Me toma un tiempo ver los mensajes mientras miro a través de las interminables cadenas de códigos.
Casi todos ellos son obscenos, ofensivos y amenazantes. Hay referencias frecuentes a la mamá de Fabian y abundan las descripciones de actos sexuales. Muchos se burlan de Fabian.
Uno de los virus incluso se llamó "Fabiansomware", en un intento de engañar a las víctimas para que pensaran que el autor era él.
Otros mensajes tienen un tono más suplicante. "Tratan de hacerme sentir culpable. Pero, obviamente, yo destrozo sus virus y los descifro".
Fabian guarda cada mensaje que recibe. Hay una gran colección en su computadora y es una motivación que le mantiene con total dedicación e incluso obsesión con su trabajo.
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